Resumen:
Los países desarrollados están protagonizando un tiempo histórico caracterizándose fundamentalmente en la rapidez con la que suceden los cambios. Ese dinamismo propio de las sociedades avanzadas concierne a lo social, a lo científico-tecnológico, a lo económico y a sus relaciones mutuas, haciendo más complejo el contexto en el que se han de desenvolver tanto las personas como las organizaciones e instituciones privadas y públicas.
La adaptación de cualquier institución a un entorno cambiante no constituye un proceso espontaneo o automático. Para conducir con éxito la operación se hace imprescindible mirar hacia adelante, reflexionar sobre el futuro a fin de poder anticipar una imagen coherente de la institución que le aporte una cierta seguridad, un cierto grado de estabilidad institucional perfectamente compatible con los procesos del cambio.