Resumen:
La necesidad de detener la erosión en los suelos por la quema de rastrojo nos lleva a considerar una agricultura sustentable como es la de conservación, como
7.3.1.2
Diámetro de la planta
24
7.3.1.3
Altura de mazorca
24
7.3.1.4
Numero de mazorca
24
7.3.1.5
Numero de hojas
24
7.3.1.6
Porcentaje de daño
24
8.
resultados
25
8.1
Estadística de resultados
25
9.
10.
11.
Discusión de resultados
Conclusiones
Bibliografías
31
33
34
Índice de imágenes
Fig. 1
Microlocalizacion de la parcela de experimento en el rancho la “gloria”
22
Fig.2
Análisis de estadística de variable de longitud de planta de maíz
25
Fig. 3
Análisis de estadística de variable diámetro de planta de maíz diámetro de mazorca
26
Fig. 4
Análisis de estadística de variable de altura de mazorca
27
Fig. 5
Análisis de estadística de variable de numero de mazorcas
28
Fig. 6
Análisis de estadística de variable de numero de hojas
29
Fig. 7
Análisis de estadística de variable porcentaje de daño
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6
un inicio para el mejoramiento del suelo y aumentos de producción en la siembra. El suelo es un sistema vivo, dinámico y no renovable, cuya condición y funcionamiento es clave para la producción de alimentos obtenidos del campo y para el mantenimiento de la calidad ambiental a escalas local, regional y global (Doran et al., 1999). No sólo es la base para la agricultura y para los diferentes ecosistemas, sino que además de él depende toda la vida del planeta. De estas ideas nace el concepto de calidad del suelo, que se basa en las propiedades inherentes y dinámicas haciendo así una comparación de diferentes tratamientos como son agricultura convencional con la agricultura de conservación adicionando una cantidad determinada de rastrojo a su vez experimentando que tan factible es la rotación de los cultivos para saber si realmente hay un crecimiento significativo en las plantas.
Es de suma importancia conocer de la agricultura de conservación compararla con la convencional y poder definir las variables necesarias para que el estudio de las mismas sea factible o no. Debido a la gran heterogeneidad de estas propiedades, no existe una sola medida biológica o físico-química para determinar el estado de salud o calidad de un suelo, así, en la actualidad se utilizan múltiples indicadores de calidad relacionados con las propiedades químicas o biológicas que responden rápidamente a cambios en el manejo o perturbaciones del sistema. En agricultura, la actividad enzimática y otros indicadores biológicos, como la biomasa microbiana, se emplean como una medida de la fertilidad y del impacto de esta actividad en los suelos (Garcia-Ruiz et al., 2008); en análisis ambiental, como un indicador de contaminación (Schinneret al., 1993), y en biotecnología, como medida de la eficiencia de los tratamientos biológicos para remediar suelos impactados por diferentes contaminantes.