Resumen:
Plantas de numerosas familias producen un amplio espectro de metabolitos secundarios y todavía representan una gran fuente de nuevos compuestos biológicos activos con actividades antibacteriana, insecticida, nematicida, herbicida, antiviral, antimicótico, entre otras (Céspedes, et al, 2015).
La búsqueda de nuevos compuestos químicos basados en los usos tradicionales seguirá siendo un tema de la etnobotánica y un generador de importantes avances científicos. Muchas plantas tienen importante actividad biológica asociada con la presencia de alcaloides, terpenos, iridoides, lactonas, flavonoides, naftoquinonas, antroquinonas, cumarinas, fenilpropanoides, y otros tipos de resinas fenólicas (Céspedes, et al, 2015) y muchos de estos compuestos son estudiados por investigadores en diversas partes del mundo para la búsqueda de nuevas medicinas, nuevos biocidas y/o nuevos productos químicos para la industria (Gómez-Pompa, 2001).
No obstante, hoy se aprecia un fuerte interés por la utilización de sustancias naturales para prevenir y controlar el biodeterioro básicamente por los daños que los productos químicos provocan al medio ambiente, al soporte que los recibe y al personal que los aplica (Naranjo, Guiamet y Gómez de Saravia, 2009). En general estas sustancias son más degradables que muchas sustancias químicas persistentes y puede reducir significativamente el riesgo de efectos ecológicos adversos así como contaminación de suelos y aguas subterráneas (Céspedes, et al, 2015).