Resumen:
Durante muchas décadas, los procesos biológicos para el tratamiento de
aguas residuales (AR), estaban dirigidos exclusivamente a la remoción de
materia orgánica (MO) y sólidos suspendidos; y no fue hasta finales de los años
80’s y principios de los 90´s, que se dio importancia a los efectos negativos
causados sobre los cauces por la presencia en el AR descargada de altos
contenidos de nitrógeno (N) y fósforo (P).
La presencia de altas concentraciones de estas especies contaminantes en
las masas de agua, trae como consecuencia una acelerada eutrofización de
lagos y embalses, que conlleva un rápido decaimiento de la concentración de
oxígeno disuelto (OD). Además algunos de los compuestos de nitrógeno,
amoníaco y nitrito en particular, son potencialmente tóxicos para la vida
acuática. En general, la presencia de altas concentraciones de estos
compuestos dificulta el eventual uso del recurso hídrico, en especial, cuando se
trata de sistemas de potabilización de agua, dado que su tratamiento demanda
altos costos y se podría poner en riesgo la salud de la población.