Resumen:
El hombre conoce los hongos que crecen en los alimentos desde la
antigüedad, y los ha utilizado en su propio beneficio como alimento
directo, para mejorar alimentos y especialmente con fines terapéuticos
(antibióticos).
Sin embargo, el estudio de los hongos como tóxicos no se inició hasta los
años 60, como consecuencia de una intoxicación masiva que provocó la
muerte de 100.000 pavos, y que se encontró asociada a una
contaminación por hongos.
Ciertas especies fúngicas son capaces de producir unos metabolitos
secundarios con carácter tóxico llamadas micotoxinas. La segregación de
estas sustancias se produce bajo ciertas condiciones ecológicas
favorables.